El premio justo
La existencia del Concurso Internacional de Jazz del festival y AEDA está empezando a ser una garantía de acierto. Lo fue con el pianista holandés, Edwin Berg, con los británicos Grooveyard el año pasado y en esta ocasión también con el músico ruso Max Vax. Los dos conciertos de años anteriores fueron de lo mejor del Festival, y lo mismo ocurrió con el de el cuarteto de este pianista de Gorki.

Mal tiene que estar las cosas para promocionarse en la escena jazzística europea para que un grupo de esta talla tenga que acudir a un concurso para poder acceder al públicoespañol por primera vez. Al público y al vino y el jamón, pero esta es otra historia fuera de concurso.

Max Vax nació en Gorky, Rusia en 1975, y tras un periplo más que evidente por los conservatorios tradicionales pasó por esa fábrica de fieras que es la escuela Berklee de Boston. A pesar de su juventud Max Vax es un excepcional pianista que se mueve perfectamente en los tiempos jazzísticos del piano más ortodoxo, algo frecuente en las promociones rusas de músicos y en no pocos alumnos de las últimas promociones de esa escuela que profesan verdadera reverencia a sus mayores.

Su velocidad sobre el teclado fue vertiginosa y de una nitidez cristalina aún en los tiempos más rápidos. Como ejecutante de estándares hizo gala de una gran expresividad, lo demostró en un 'Con alma' de Gillespie que igualaba la sentida versión que hizo Danilo Pérez hace algunos años en Jazz en la Costa.

En la búsqueda de una voz propia parte desde por lo menos Chopín y Rachmaninoff en algunos pasajes para llegar a los momentos más tortuosos de Thelonius Monk. Como autor maneja perfectamente los cambios de tensión en temas de climas muy bien ordenados y ejecutados con seguridad y firmeza sobre el teclado. Todo le sonó fácil y sin esfuerzo a pesar de la complejidad y el vértigo de algunas ejecuciones, sin caer tampoco nunca en los efectismos demagógicos que su nivel técnico le puede permitir.

En este anhelo comunicativo de sus